martes, 28 de abril de 2020

Calidad de vida en Cardiopatías Congénitas: la función más que la forma

La calidad de vida de los pacientes con cardiopatías congénitas es uno de los temas de investigación más relevantes en la actualidad. Con la mejoría de las técnicas diagnósticas y terapéuticas, estos pacientes están llegando hoy en día a la edad adulta, pero con muchas cuestiones sin resolver sobre el desarrollo psicomotor y las capacidades físicas de estos pacientes. Todo ello podría tener un impacto sobre la calidad de vida reportada por los mismos.

Se acaba de publicado un gran estudio con más de 3.500 pacientes adultos con cardiopatías congénitas, de 15 países diferentes (APPROACH-IS) con una edad media de 32 años y todo un espectro de malformaciones cardíacas.

No es sorprendente saber que se encontraron pequeñas diferencias entre los diferentes grupos de malformaciones, atendiendo a la anatomía de las lesiones. Así, por ejemplo, los pacientes con cardiopatías congénitas cianógenas o con síndrome de Eisenmenger fueron los que puntuaron peor su calidad de vida. En el otro extremo, los pacientes con anomalías aisladas de la valvula aórtica, aquellos con coartación de la aorta y los que portaban defectos del septo inter-ventricular o inter-atrial.

Si observamos los factores individualmente, la anatomía de la malformación contribuye relativamente poco a la calidad de vida. Sin embargo la clase funcional, evaluada según la escala NYHA, resultó un factor con gran impacto sobre la calidad de vida.



Estos resultados son concordantes con lo que ya sabemos sobre relación de la calidad de vida en cardiopatías congénitas con la capacidad funcional medida por prueba de esfuerzo cardio-respiratoria (VO2max). Resultados que vienen a subrayar la importancia de una evaluación individual y basada en las capacidades funcionales más que en la forma anatómica de las lesiones.

Es por ello que en las últimas recomendaciones de 2018 par la clasificación de cardiopatías congénitas para adultos (ACHD-AP) se incluyó la evaluación mediante la escala NYHA, la persistencia de secuelas o arritmias, la capacidad funcional aeróbica y la función multivisceral para clategorizar a los pacientes; no sólo por sus lesiones si no también por su estado funcional.

Aitor GUITARTE VIDAURRE

Author & Editor

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